14.11.07

Punishment

Castigo.

Curiosa palabra.

Cuando eres pequeño y te hablan de castigo, lo primero que piensas es que tu madre te quitará la merienda, o que no te dejará ver la tele.

Cuando empiezas la escuela, un castigo ya no significa privarte de algo que te gusta, sino que se trata de ponerte de cara a la pared, o añadirte deberes.

A medida que creces, un castigo significa una sanción, una penalización; te bajan la nota de clase, te restan sueldo del trabajo, te hacen pagar una multa…

Cuando eres adulto, un castigo no tan solo es una sanción o una penalización, sino que combina todos los elementos de los que se ha servido el castigo hasta el momento; por ejemplo, que te encierren en la cárcel significa que te hacen pagar una multa, te privan de tu libertad y te obligan a realizar tareas forzadas.

Eso, claro está, sin contar que en según qué estados se cobran el castigo con tu propia vida.

Claro que no todo acaba aquí, pues hay quien asegura que después de muerto el castigo sigue en un lugar llamado infierno, dónde además de estar muerto, de privarte de tu libertad, de tener que pagar (muy caro) lo que has hecho y de obligarte a realizar tareas desapacibles, el castigo es infinito. Para toda la eternidad.

Sin embargo, las primas o recompensas son todo lo contrario.

Cuando eres pequeño, ser recompensado significa ir al parque de atracciones, o permitirte darte un atracón de dulces, o regalarte aquello que tanto has deseado. Nos hacen accesible aquello que de ninguna de las maneras podríamos haber conseguido de otra forma.

A medida que creces, una recompensa deja de ser algo que sólo podías soñar y se convierte en algo que te hace bien o que te hace llegar más rápido a aquello que quieres conseguir.

La vida llega a un punto en que una recompensa acaba siendo un simple aliciente a algo que se considera bueno (y que, por supuesto, no siempre está ahí).

De hecho, el castigo es un excluyente drástico, y la recompensa algo fugaz.

Basta con que hagas algo digno de castigo para que tu vida, llena de actos dignos de recompensa, se mancille.

Sin embargo, nunca son suficientes los actos dignos de recompensa para que tu vida, llena de actos dignos de castigo, se purgue.

Y es que una vida bajo la represión constante del castigo, en la que se asegura que si no eres complaciente serás castigado de forma inmediata y doblemente castigado más allá de la muerte (porque, no nos engañemos, si se nos castiga en vida y en muerte por lo mismo, el castigo es doble) es normal que evoque de forma directa en comportamientos perturbadores, pues el castigo parece algo de lo más trivial y cuotidiano.

Sea como sea y fuere como fuere, estoy de acuerdo con los castigos, pero no con los abusos, ni con la represión, tanto a nivel intelectual como espiritual.

Nos vemos en el infierno.

25.9.07

Dreamin'...

El silencio espectral inunda la estancia.

Me siento sobre el blando colchón que, discreto, me recibe con un leve chirrido metálico.

Retiro con suavidad las ropas sobre las que me he posado y, haciéndome un hueco, me arremolino entre las suaves sábanas hasta quedar tapado por completo a excepción de la cabeza, que reposa cómodamente sobre la almohada.

Entonces cierro los ojos; cierro los ojos y empiezo a verlo todo.

Poco a poco se dibujan frente a mí las siluetas del gentío, los trenes y las barandas de hierro oxidado.

Empiezo a escuchar in crescendo el rumor de la multitud, los inconfundibles soplidos de los frenos hidráulicos de los trenes, el traqueteo de maletas que van hacia arriba y abajo del andén.

El paisaje no acababa de tomar color, con lo que esta mezcla entre blanco y negro y algún que otro matiz apagado hacían que el día se apreciara grisáceo, y los rostros de la gente, borrosos por completo, lo volvían también extraño.

De repente miro a un lado y allí está la chica, sonriente, como si se alegrara de que me acabara de incorporar a algo por lo que había estado esperándome mucho tiempo.

Como si de la secuela de una extraña historia se tratase, empieza a contarme cosas que aunque no parecen tener demasiado sentido, me suenan del todo coherentes; y es normal, después de todo está allí porque así lo deseo.

Finalmente me mira sonriendo de nuevo, entrecerrando los ojos y con mirada tierna, y, abrazándose a mí, me besa en la mejilla, cariñosa, cálida, inocente, supurando ternura y afecto por cada uno de los poros de su piel.

Y entonces sonrío. Sonrío porque pienso que pese a todo, siempre quedará un lugar en el que poder ser feliz.

22.8.07

Life at your side

He aquí una moñería que me ha dado por escribir a las 2:10 de la mañana... y esque cuando se tiene el día moñas, toca escribir cosas moñas xD

Pido disculpas a los no catalanoparlantes porque el texto está en catalán, pero es que mientras lo pensaba me salía todo en ése idioma, y así es como lo he escrito... quizás cuelgue la traducción.


Saludos.

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En arribar a casa després del treball, trobaria el petit i acollidor pis en penombra tant sols il·luminat per l’esquifit raig de llum del moribund vespre que s’escolaria per la clivella d’entre cortina i cortina del saló.

El suau repicar de les claus al pany de la porta i els tendres gemecs del gatet, que s’enrevessaria entre les teves cames tot miolant, m’avisarien de la teva arribada mentre acabo d’eixugar-me l’esquena i els cabells i posar-me el pijama d’hivern, doncs començaria a refrescar.

En sortir del bany sentiria la melodia d’una coneguda cançó, que hauries fet sonar a la cadena de música per relaxar-te mentre ordenes els atapeïts armaris de la cuina amb la compra de la tarda.

Amb la tovallola encara sobre les espatlles, i fregant-me els molls cabells, et saludaria amb un petó a la galta i et preguntaria com ha anat el dia.

Contestaries que bé, i m’explicaries com havies rigut quan el teu company de feina havia posat una moneda de xocolata del seu moneder, fruit de la trapellada del seu nebot, a la màquina de cafès i com havia hagut de venir el tècnic a desembossar la ranura de les monedes tota plena de xocolata desfeta.

Faria qualsevol cosa ràpida de sopar i esperaria a que sortissis de la dutxa, quan em diries que de camí a casa havies llogat una pel·lícula que voldries veure aquella nit; així doncs ens emportaríem plats i gots al saló i soparíem tot mirant el vídeo arraulits al sofà.

Quan els crèdits sortissin a la pantalla i es reflectissin per tota l'habitació, portaria els plats a la cuina mentre tu dorms repenjada de la braçalera del sofà, abraçada a un coixí.

Amb un suau empenta et despertaria per portar-te fins el llit, tapant-te amb el llençol només fins la cintura, doncs encara faria un pèl de calor.

A mitja nit vindries tot adormida i arrossegant el coixí a la meva habitació, perquè sempre diries que no t’agraden les tempestes i la d’aquella nit seria forta.

Et faria un lloc al meu llit, als peus del qual dormiria el gatet semblant una flonja bola de pel, i sentint el repicar de les gotes de pluja al vidre de la finestra, ens adormiríem fins al dia següent, en que a la feina ens tornessin a esperar, puntuals, com sempre...

2.8.07

One day, one photo

Acabo de empezar un proyecto llamado "Un día, una foto", en el cual quiero hacer y colgar una foto por día y acompañarla de una frase de esas abstractas y tan ambiguas q pueden tener cientos de significados (al final debo cansar con tanta ambigüedad xD).

Lo dicho, inicio por tanto este proyecto que, aun siendo rápido y mal, espero llevar adelante por mucho tiempo. Si quereis pasaros por el fotolog del proyecto os dejo la dirección aquí debajo.


Saludos ^^

3.7.07

Women

Entrada dedicada a todos aquellos que no entienden a las mujeres, pero sobretodo a todas aquellas que creen que en el fondo las chicas son fáciles de complacer; lean lean xD

50 contradicciones del mundo femenino
  1. Gritar furiosa y llorar desconsoladamente durante la misma discusión.
  2. Conquistar a un mujeriego para transformarlo en un hombre de familia.
  3. Dejar a ese reluciente hombre de familia para conquistar a otro mujeriego.
  4. En una cita, insistir en pagar la mitad de la cena y no volver a salir con él si acepta la oferta.
  5. En invierno, salir con una playera diminuta y short y terminar envuelta en un suéter enorme y prestado que dice "Viaje de egresados 1998".
  6. Repetir incansablemente que sólo necesitas amor, comprensión y estabilidad, y sentir repulsión por un hombre bueno y simple que te manifiesta frontalmente su devoción.
  7. Comprar modernas prendas holgadas y llenas de cachivaches que sólo otra mujer puede apreciar.
  8. Ponerse a dieta terminal para ir a un casamiento y comer como una piraña fuera de control durante toda la fiesta.
  9. Seguir pretendiendo que los hombres puedan ver lo enojada o triste que estás sin haberles contado nada.
  10. Guardar rencor y bronca durante meses y estallar porque se derramó la sal.
  11. Analizar tu vida amorosa desglosando cada frase y cada actitud de tu pareja con tus amigas pero cortar una relación si la tarotista asegura que no es el indicado.
  12. Enamorarte de un hombre casado porque es incapaz de traicionar a su mujer.
  13. Despotricar cuando un hombre pesado e insistente te corteja, y perder la cordura cuando por fin deja de hacerlo.
  14. Catalogar a una amiga sexualmente hiperactiva como “una perdida” y a una más selectiva de perdedora o lesbiana encubierta.
  15. Comprar una playera de verano en noviembre sabiendo que en enero va a estar a mitad de precio.
  16. Dejar a un hombre porque ya no te gusta y que vuelva a gustarte cuando él encuentra a otra.
  17. Ponerte ropa nueva para una cita sabiendo que un viejo vestido negro te queda mucho mejor.
  18. Hacerte un permanente si tu pelo es lacio, plancharlo si está rizado o teñirlo de rubio si es oscuro.
  19. Insistir y esperar cuando la relación está acabada hace tiempo.
  20. Morir de amor por un hombre que cría sólo a sus hijos y sentir pena por una mujer que hace lo mismo.
  21. Decir que las modelos “son demasiado flacas” mientras te tambaleas por el cuarto día de ayuno.
  22. Declarar durante todo el año que celebrar el aniversario es una estupidez y enojarte con tu pareja cuando la fecha llega y se olvida.
  23. Seducir a un hombre sabiendo con seguridad que jamás vas a dejar que te toque un pelo.
  24. Negarte a dejar los dulces para bajar el colesterol pero hacer la dieta del arroz para usar un vestido.
  25. Creer en el horóscopo en las semanas que anuncia cosas buenas.
  26. Ir a una fiesta en tacones de aguja y tirarlos debajo de la mesa luego de quince minutos para poder bailar.
  27. Hablar de dieta con una torta en la mano y hablar de tortas cuando estás a dieta.
  28. Quejarse de que la depilación es un hábito primitivo y gritar de asco cuando tu marido dice que dejes de hacerlo.
  29. Tomar sol al mediodía untada en aceite de cocina y comprar crema antiarrugas y gel para contorno de ojos.
  30. Declamar una y otra vez fuerte e independiente que eres y simular debilidad e indefensión cuando necesitás de un hombre.
  31. Decir que no quieres nada para Navidad y secretamente esperar el regalo sorpresa.
  32. Remover esos aros divinos de tus inmensas orejas alérgicas, esperar dos o tres días y volver a usarlos.
  33. Decir que “lo importante es lo de adentro” cuando tienes un novio feo, y alegar que “la piel es todo” cuando conseguiste uno guapo.
  34. Creerle al mismo hombre cuando habías jurado no volver a hacerlo.
  35. Perseguir a tu pareja para que colabore en la cocina pero echarlo por inepto en cuanto empieza a ayudar.
  36. Espiar y acechar a las compañeras de oficina más vagas e ineptas para amargarte y sufrir.
  37. Probarse ropa durante toda una tarde y salir con el primer conjunto que elegiste.
  38. Arrancarte los pelos de piernas, axilas y cavado con cera caliente o una máquina eléctrica y llorar cuando te quiebras una uña.
  39. Abandonar a tu novio porque es celoso y sentirte fea y desamparada cuando no te celan.
  40. Ser capaz de dirigir una empresa de doscientos empleados, un país de treinta millones de habitantes o una familia de doce miembros pero llamar a tu mamá cuando te duele la muela.
  41. Dejar la ropa más nueva y linda para salir cuando en realidad pasas cuarenta y ocho horas semanales en la oficina y tres o cuatro en una salida.
  42. Pellizcar bebés ajenos, pensar hasta el cansancio los nombres de tus futuros hijos, emocionarse con los embarazos de tus amigas y llorar desconsoladamente el primer día de atraso.
  43. Ir a una fiesta o reunión en la que está el hombre que te rompió el corazón.
  44. Preguntar si estás gorda para que te digan que estás flaca.
  45. Mirar comedias romáticas y melodramas al día siguiente de cortar con el amor de tu vida.
  46. Censurar a las amas de casa porque no tienen una carrera y a las que tienen una carrera porque la empleada doméstica cuida de sus hijos.
  47. Sentir discriminación si eligen a un hombre para tu puesto pero tener un derrame cerebral de ira si eligen a otra mujer.
  48. Llorar con los documentales de los animalitos de “Animal Planet” e hiperventilarse de excitación frente a una cartera de piel.
  49. Considerar que a los sesenta años un hombre es joven, y una mujer una abuela.
  50. Bajar de peso, hacerte las uñas, broncearte y vestirte mejor cuando terminás una relación y engordar 20 kilos y ponerte un pants, cuando empiezas una.

8.6.07

Simply...

Hoy he estado con una amiga que me ha explicado un cuento budista que me gustó mucho.


Estando un maestro y su discípulo en la cabaña, el chico ve una bolsita llena de monedas encima de la repisa de la chimenea.
Sin más importancia, el chico pregunta.

- ¡Wow! ¡Una bolsa llena de monedas! ¿Puedo cogerlas, maestro?
- Sí, claro. Puedes cogerlas.
- ¿En serio?

A lo que el maestro, tajante, contestó.

- No.

El chico, que se paró en seco, permaneció de pie unos instantes, dubitativo. Finalmente, se decidió a preguntar:

- Maestro, ¿por qué si al principio me dejaba coger las monedas, ahora me niega que lo haga?
- Sencillo. La primera vez que me has pedido cogerlas, lo has hecho de forma despreocupada, inocente, trivial, casi inconsciente…
Cuando te he dicho que sí, automáticamente has concebido la facilidad que te he dado para cogerlas como algo inverosímil, algo sin mucha lógica. En ese momento ha sido cuando has dado más importancia a las monedas que a las palabras; en ese momento has dejado que el dinero te dominara.

Es un bonito cuento, creo. La verdad es que es cierto que en la vida muchas veces las cosas se complican por culpa nuestra, porque no lo hacemos con la sencillez que debería hacerse. Cuando quieras algo y, por difícil que parezca, nada te impida hacerlo… simplemente hazlo.

Gracias por el cuento Vivi.

1.5.07

Inertia

inercia.

(Del lat. inertĭa).

1. f. Mec. Propiedad de los cuerpos de no modificar su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza.

2. f. Rutina, desidia.

Retomando viejas costumbres; recogiendo retazos del ayer para formar de nuevo el puzzle de mi vida. Porque andar sobre tus pasos a veces es bueno, y salir de vez en cuando de tu mente para verlo todo desde fuera, necesario.

Y es que con el tiempo las realidades se deforman, se enmarañan hasta que todo está cubierto por un telo de incertidumbre y desconocimiento.

Ya no existen porqués; nos movemos por inercia.

Cuando ves que lo que te mueve es lo que te envuelve, y no tus deseos, ni tampoco tus aspiraciones, ni mucho menos tus conveniencias, te mueves por inercia.

Yo siento que ha llegado ese momento, en que ya no me muevo; me dejo llevar. Ha llegado el momento de recular, y se que no debo esperar, pues cuanto más se avanza, más difícil se hace volver hacia atrás.

De nuevo, la moraleja universal: acércate hasta que puedan verte, pero no hasta que puedan tocarte.

9.1.07

'Cause...

Porque de tu sonrisa aprendo algo más cada día, y porque sin ella cada día doy un paso menos.

Por esos acordes que me acompañan y me dan fuerzas.

Porque quizás el hecho de divagar haga que me aferre más fuerte al clavo ardiente.

Por ser el sí y el no, que da más juego que ambos por separado.

Porque ahora me siento el pálpito en la sien; de tontos está el mundo lleno.

Por sacar de mí lo bueno y lo malo, y quedarte con los dos.

Porque de cobarde y patoso ya no me libra nadie.

Por ser tú.