Porque de tu sonrisa aprendo algo más cada día, y porque sin ella cada día doy un paso menos.
Por esos acordes que me acompañan y me dan fuerzas.
Porque quizás el hecho de divagar haga que me aferre más fuerte al clavo ardiente.
Por ser el sí y el no, que da más juego que ambos por separado.
Porque ahora me siento el pálpito en la sien; de tontos está el mundo lleno.
Por sacar de mí lo bueno y lo malo, y quedarte con los dos.
Porque de cobarde y patoso ya no me libra nadie.
Por ser tú.