8.6.07

Simply...

Hoy he estado con una amiga que me ha explicado un cuento budista que me gustó mucho.


Estando un maestro y su discípulo en la cabaña, el chico ve una bolsita llena de monedas encima de la repisa de la chimenea.
Sin más importancia, el chico pregunta.

- ¡Wow! ¡Una bolsa llena de monedas! ¿Puedo cogerlas, maestro?
- Sí, claro. Puedes cogerlas.
- ¿En serio?

A lo que el maestro, tajante, contestó.

- No.

El chico, que se paró en seco, permaneció de pie unos instantes, dubitativo. Finalmente, se decidió a preguntar:

- Maestro, ¿por qué si al principio me dejaba coger las monedas, ahora me niega que lo haga?
- Sencillo. La primera vez que me has pedido cogerlas, lo has hecho de forma despreocupada, inocente, trivial, casi inconsciente…
Cuando te he dicho que sí, automáticamente has concebido la facilidad que te he dado para cogerlas como algo inverosímil, algo sin mucha lógica. En ese momento ha sido cuando has dado más importancia a las monedas que a las palabras; en ese momento has dejado que el dinero te dominara.

Es un bonito cuento, creo. La verdad es que es cierto que en la vida muchas veces las cosas se complican por culpa nuestra, porque no lo hacemos con la sencillez que debería hacerse. Cuando quieras algo y, por difícil que parezca, nada te impida hacerlo… simplemente hazlo.

Gracias por el cuento Vivi.