11.12.06

Lies

El siguiente relato va dedicado a un conocido.

[...] Y al alzar la mirada al frente, no pudo más que vislumbrar un largo pasillo repleto de puertas a lado y lado.
El chico, extrañado, empezó a caminar a paso inquieto, esperando que aquel extraño pasaje desembocara finalmente en algún lugar.

Tras horas de exhausto recorrido, el nervioso chico, y sintiendo el pálpito del corazón en la sien, se acercó a una de las puertas, y pudo leer un rótulo donde ponía "Valor" escrito en letras doradas.
El chico, y válgase la redundancia, siguió caminando a lo largo de aquel infinito pasillo, leyendo un rótulo tras otro: "Honestidad", "Pesimismo", "Generosidad", "Humildad"... hasta que un algo aún desconocido hizo que abriera la puerta cuyo rótulo titulaba "Mentira".

Con un chirrido, ésta se abrió dando lugar a una habitación pequeña, poco iluminada y decorada con montones de plantas. Sobre la moqueta roja que se extendía desde la puerta hasta el final de la habitación, descansaban algunos animales, inmóviles, acurrucados en la comodidad del terciopelo granate.
Al fondo, una vieja silla de madera, ocupada por una joven de larga melena rubia y ojos negros como el carbón, que, desde su entrada, hacía señas al chico para que se acercara.

El joven hizo caso a la doncella y se aproximó hasta los pies de la silla, percatándose en su camino de que las plantas y flores eran de triste plástico, y que los animales que allí reposaban no eran más que burdos muñecos de trapo.

- ¿Qué te ha hecho entrar aquí, chico? - Preguntó al llegar éste hasta donde ella estaba.
- No lo sé... simplemente algo me dijo que abriera esta puerta, una sensación innata, ambigua, algo que no puedo controlar y que sin embargo está ahí.

La joven se levantó de su "trono" esbozando una sonrisa, y pasando un brazo por los hombros del chico le susurró:

- Ven.

Cuando volvieron a salir al pasillo, éste ya tenía una pared que marcaba el final, y una única puerta en todo el pasadizo, que descansaba en dicha pared.

- ¿Por qué ahora el pasillo sólo conduce a una única salida?

Al acercarse un poco más a la puerta, el chico se percató que ésta llevaba un rótulo en el cual ponía "Soledad".

- Pronto lo descubrirás, hijo mío. Pronto lo descubrirás...

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gustaría q la puerta de la mentira stuviese tapiada alguna ves..aunq eso sólo sería otra mentira más para evitar tomar el camino más sencillo.... tb va dedicado a alguien q conozco